En esta sección del Salmo 22:12-21 , el salmista describe los terribles sufrimientos físicos y espirituales que Cristo enfrentó en la cruz, así como el aparente triunfo de sus enemigos. Sin embargo, a pesar de la intensidad de su dolor, Cristo mantiene una confianza inquebrantable en el Padre. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre el sacrificio del Salvador y la profundidad de su amor por nosotros.
El aparente dominio de sus enemigos
(Salmo 22:12-13)
"Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca como león rapaz y rugiente."
1. Sus enemigos descritos como bestias salvajes
Cristo, desde la cruz, observa cómo sus enemigos lo rodean. El salmista utiliza imágenes de animales salvajes: toros, leones, perros y búfalos. Estas metáforas no sólo reflejan su brutalidad, sino también la amenaza que representan. Este lenguaje transmite el ambiente hostil que Cristo enfrentó en el Calvario, donde la humanidad cayó al nivel de bestias al levantarse contra su Creador.
2. Dos tipos de enemigos
En Lucas 22:52-53, Jesús menciona que tanto los líderes religiosos como las potestades de las tinieblas participaron en su arresto y muerte. De igual manera, en el Salmo 22, los enemigos de Cristo pueden dividirse en dos grupos:
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Los hombres: Representados como "los toros de Basán", aquellos líderes religiosos que, llenos de orgullo y arrogancia, orquestaron la crucifixión de Cristo. Fueron los principales responsables de incitar a las multitudes y buscar la muerte del Mesías.
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Satanás y sus demonios: Representados como el león rugiente, personifican la oposición espiritual contra Cristo. Satanás y sus huestes pensaron que este era su momento de victoria, pero en realidad, fue el inicio de su derrota total (Colosenses 2:15).
Los sufrimientos físicos del crucificado
(Salmo 22:14-18)
"He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte."
1. "He sido derramado como aguas"
El salmista expresa la pérdida total de fuerzas de Cristo. Este versículo puede referirse al sudor que corría por su cuerpo o al agua que salió de su costado cuando fue atravesado por la lanza (Juan 19:34). Sin embargo, también puede interpretarse como un símbolo de su completa entrega y sacrificio.
2. "Todos mis huesos se descoyuntaron"
La crucifixión era un método de ejecución diseñado para causar el máximo sufrimiento. Al levantar la cruz, el peso del cuerpo provocaba que los huesos se dislocaran, intensificando el dolor. Sin embargo, como estaba profetizado, ningún hueso de Cristo fue quebrado (Salmo 34:20; Juan 19:36).
3. "Mi corazón fue como cera"
El salmista describe la intensa agonía física y emocional que Cristo experimentó. Su corazón, como cera derretida, refleja el peso del pecado que cargó sobre sí mismo. Cristo sufrió no sólo el dolor físico, sino también el abandono del Padre debido a nuestros pecados.
4. "Como un tiesto se secó mi vigor"
La deshidratación extrema, causada por la pérdida de sangre y el esfuerzo físico, llevó a Cristo a clamar: "Tengo sed" (Juan 19:28). Este detalle enfatiza la humanidad de Cristo y su identificación con nuestro sufrimiento.
5. "Horadaron mis manos y mis pies"
Este versículo describe claramente la crucifixión, un método de ejecución que no existía en los tiempos de David. Este detalle profético confirma la inspiración divina de las Escrituras. Los clavos que atravesaron las manos y los pies de Cristo fueron una fuente de dolor indescriptible.
6. "Contar puedo todos mis huesos"
La posición del cuerpo en la cruz dejaba expuestos los huesos del crucificado, un recordatorio visual de su sufrimiento extremo.
7. "Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes"
El cumplimiento literal de esta profecía se registra en Juan 19:23-24, donde los soldados romanos echaron suertes por la túnica de Cristo. Este detalle, aparentemente insignificante, resalta la exactitud de las Escrituras.
La última oración de Cristo en la cruz
(Salmo 22:19-21)
"Mas tú, Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos."
1. La confianza inquebrantable de Cristo
A pesar de estar al borde de la muerte, Cristo clama al Padre con fe y esperanza. Su oración refleja una confianza absoluta en que Dios lo rescatará, aunque no antes de que se complete su sacrificio redentor.
2. La intensificación de la batalla espiritual
El salmista menciona a la espada, el perro, el león y el búfalo como símbolos de los enemigos que rodean a Cristo. Cada uno representa un aspecto diferente de la oposición que enfrentó: la autoridad romana, las multitudes, Satanás y la ferocidad de las circunstancias.
3. La seguridad de la victoria
Cristo, incluso en su agonía, sabía que su sufrimiento no sería en vano. Su confianza en la justicia y la fidelidad de Dios lo llevó a orar: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23:46). Esto demuestra que su fe en el Padre nunca titubeó, incluso en los momentos más oscuros.
Lecciones del sufrimiento de Cristo
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El precio de nuestra redención: Los sufrimientos físicos y espirituales de Cristo nos muestran el alto costo de nuestra salvación. Cada detalle profetizado y cumplido en la cruz nos recuerda el amor infinito de Dios.
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La profundidad de nuestra maldad: La brutalidad con la que Cristo fue tratado revela la verdadera naturaleza del pecado humano y nuestro rechazo hacia Dios.
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La fidelidad de Dios: Aunque Cristo experimentó el abandono del Padre, nunca dejó de confiar en Él. Esto nos anima a mantener nuestra fe, incluso en medio del sufrimiento.
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La victoria sobre las tinieblas: Lo que parecía una derrota fue en realidad el triunfo definitivo sobre Satanás y el pecado. En la cruz, Cristo aseguró nuestra victoria eterna.
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